Un Domingo Cualquiera

El teléfono suena durante la sobremesa. La invitación suena interesante, más allá del promedio en un domingo cualquiera: Candonga. Podríamos llamarle un paraíso a minutos de Córdoba. Un lugar que se hasta ahora se mantiene ajeno a las hordas de turistas hambrientos por aniquilar las señales de la naturaleza, cual langostas voraces.
Sentados junto al casco de estancia que hace las veces de Restaurante, nos adormilamos dejándonos arrullar por el sol en esa tarde de invierno.
Alcé los ojos al cielo y asaltó esta postal, Algo oscura tal vez, pero que diablos, estamos en invierno.

Pintura

Hay lugares que podemos contemplar por horas, solo sentados y recibiendo la caricia del viento en la cara. Lugares que parecen pintados, con colores llenos de vida y que podremos conservar en la memoria por siempre.
El Valle de Calamuchita es uno de ellos. Pacífico, relajante. Casi da miedo tocarlo por miedo a que se despinte.

Dia del Padre

Podría escribir cientos de líneas sobre lo que se siente ser padre, pero prefiero ilustrarlo. Compartir, lo único que importa.

Extraña Visión

Las vacaciones pueden convertirse en extrañas visiones. Sucesos casi irreales que cada tanto llegamos a dudar de su existencia. Algunas veces, una simple foto puede recordarnos (o negarnos) su veracidad.

Fiebre

Camino, como sin dirección, esperando llegar lo antes posible y a la vez tratando de aprovechar cada momento. Ni siquiera la fiebre puede contra mis ganas de caminar.
Parado en la esquina, mis rodillas se aflojan y el mundo se vuelve borroso. Trato de imaginar si diminuto hombrecillo de la señal está en verde... tal vez en rojo.
Cruzo la calle con poca convicción, pensando que se necesitan más de 39° para mantenerme en el hotel.